El
camino
Autor:
Miguel DelibesEditorial:
DestinoGénero:
Narrativa española contemporáneaFotografía
de cubierta:
Paul Cézanne “Zanja de la montaña Santa Victoria”Depósito
legal: M.
15.508-2010ISBN:
978-84-233-3633-3Páginas:
199Quinta
impresión en este formato:
Abril 2010
Miguel
Delibes (Valladolid, 1920-2010) es uno de los autores más relevantes
de la literatura española contemporánea, se dio a conocer como
novelista con La
sombra del ciprés es alargada
con la que ganó el premio Nadal en 1947. Entre su vasta obra figuran
títulos conocidos por todos como Mi
idolatrado hijo Sisí,
El
camino,
Las
ratas,
Cinco
horas con Mario,
Las
guerras de nuestros antepasados,
Los
santos inocentes,
Señora
de rojo sobre fondo gris
o El
hereje.
Algunas
de estas obras han sido adaptadas al cine o al teatro con mucho éxito
y están en la mente de todos nosotros, como es el caso de Cinco
horas con Mario,
cuya versión teatral en 1979 fue protagonizada por la actriz
vallisoletana Lola Herrera o Los
santos inocentes
cuya adaptación cinematográfica corrió a cargo de Mario Camús y
por la que recibieron los actores de la película, Alfredo Landa y
Francisco Rabal, el premio a la interpretación en el Festival de
Cannes. De la novela El
camino
también tenemos una película, de hecho, fue la primera de sus obras
que se llevó al cine, lo hizo Ana Mariscal en 1964, y aparte también
se rodaron para televisión una serie de cinco episodios dirigidos
por Josefina Molina que fueron emitidos en Televisión Española en
1978. Otras adaptaciones al cine de algunas de sus mejores novelas
fueron: Retrato de familia (adaptación de Mi
idolatrado hijo Sisí),
1976; La guerra de papá (adaptación de El
príncipe destronado)
en 1977; El
disputado voto del señor Cayo
en 1986; El
tesoro
en 1988; La
sombra del ciprés es alargada,
en 1990; Las
ratas
en 1996 y Una pareja perfecta (adaptación de Diario
de un jubilado)
en 1998.
Delibes
ha recibido los más prestigiosos galardones como lo demuestra la
siguiente enumeración: el Premio Nacional de Literatura (1955), el
Premio de la Crítica (1962), el Premio Príncipe de Asturias de las
Letras, ex
aequo
con Gonzalo Torrente Ballester (1982), el Premio Nacional de las
Letras (1991) y el Premio Cervantes de Literatura (1993). En el año
1973 fue nombrado miembro de la Real Academia Española ocupando el
sillón “e” minúscula.
Otros
reconocimientos que podríamos mencionar son los siguientes: en 1983
fue investido Doctor honoris
causa
por la Universidad de Valladolid y en 1984, justo un año más tarde,
la Junta de Castilla y León le concedió el Premio de las Letras. Y
en 1987 también fue investido Doctor honoris
causa,
pero esta vez por la Universidad Complutense de Madrid. Y su última
gran novela, El
hereje,
que es todo un homenaje a Valladolid, se publicó en 1998, recibiendo
por ella el Premio Nacional de Narrativa y este alegato a favor de la
conciencia está considerado hoy en día como la más ambiciosa de
sus novelas e incluso su obra cumbre.
El
camino
es su tercera novela. Se publicó en 1950 y supuso su consagración
definitiva como escritor. Asistimos a un libro iniciático (o de
iniciación a la vida), en el que vemos cómo un niño va dejando
atrás la infancia y se despide así de una etapa cuyo encanto y
fascinación acabamos comprendiendo quizá cuando ya es demasiado
tarde y se nos ha escapado entre los dedos. Y también es un libro
iniciático en el sentido de que el protagonista tiene que dejar su
pueblo, un mundo conocido, para enfrentarse al mundo desconocido de
la ciudad donde tendrá que empezar, prácticamente, de cero.
Uno
de los grandes hallazgos de este libro es la consecución de un
estilo narrativo fresco y directo que podemos apreciar sobre todo en
los diálogos entre los niños combinado de forma inteligente con
otro estilo un poco más depurado que es el que predomina en las
descripciones dotándolas de un fino lirismo y humor exentos de
grandilocuencias. Una forma de escribir, en general, que apuesta por
la sencillez, la naturalidad y la autenticidad tanto en la forma
(lenguaje sencillo) como en el contenido (una historia cotidiana),
todo esto le confiere un ritmo ágil a toda la novela y la convierte
por ende en una obra muy amena y fácil de leer.
Además,
el cultivo del lenguaje coloquial se ajusta bien al discurso y
devenir cotidiano del pueblo. Y consideramos que la descripción es
otra gran baza de esta obra, con un enfoque realista y un tono
elegiaco nos muestra la vida austera y muchas veces mísera de las
gentes de Castilla en los años de la posguerra, y es que también
hay algo de novela social, de realismo social y de crítica al
retratar tan bien y claramente a la sociedad de la posguerra como
volverá a hacer más tarde en otras de sus muchas novelas o como
harán también otros grandes maestros contemporáneos, por ejemplo,
Camilo José Cela en La
colmena.
El
protagonista principal de toda esta historia es Daniel, el Mochuelo,
hijo de los queseros del pueblo. Un niño inteligente y sensible al
que han apodado, el Mochuelo, porque posee unos ojos verdes grandes y
redondos, y siempre está con la mirada muy atenta observándolo todo
como con miedo, y dado que Daniel es un poco tímido y callado se
siente muy a gusto rodeado de sus inseparables amigos: Roque, el
Moñigo y Germán, el Tiñoso, que son los otros indudables
protagonistas de esta historia. Porque Roque al contrario que Daniel
es valiente y posee un carácter fuerte y físicamente es alto y
corpulento mientras que Daniel en este último aspecto es más bien
normalito. Germán, en cambio será el más debilucho de los tres,
cojea, tiene calvas, de ahí le viene el mote de “el Tiñoso”,
puesto que como le encantaba jugar con los pájaros dicen que estos
le pegaron las calvas, no obstante, por lo demás es un muchacho
inteligente y perseverante. Con ellos descubriremos que Delibes es
todo un creador de personajes, y después de leer esta emotiva
narración tampoco podremos olvidar al resto de personajes que
acompañan a Daniel en su camino, nunca mejor dicho, y que el autor
logra dibujar a la perfección ahondando con pinceladas vívidas y
certeras en sus caracteres, nos referimos, entre otros, a: Don Moisés
(el maestro); Las hermanas Irene y Lola, conocidas como las Gindillas
(las tenderas del pueblo); Paco, el Herrero; Quino, El Manco (el
tabernero)…
Respecto
al espacio, toda la acción transcurre en un pueblo de la meseta
castellana, por lo que conoceremos bien la iglesia de don José; la
escuela de don Moisés; la taberna del Manco; el huerto de Lucas, el
Mutilado, donde robarán unas manzanas los niños en una de sus
correrías, la poza del Inglés, donde los niños acostumbraban a
bañarse y matar culebras; precisamente, justo al final del libro,
Germán, el Tiñoso, pondrá una nota amarga al resbalar en este
juego y desnucarse, falleciendo poco antes de la partida de Daniel y
provocando con ello que la marcha de Daniel se haga aún más
difícil. Y, respecto al tiempo, la narración abarca toda una noche,
por ello será el pasado el tiempo verbal que domine en todo momento.
Y el punto de vista adoptado será uno de los que más juego da: la
tercera persona, bien Daniel o bien un narrador omnisciente serán
los encargados de contárnoslo todo.
Por
otra parte, al leer esta obra nos sumergiremos de lleno en la
naturaleza de la mano de Delibes, ya que El
camino
es todo un cántico y alegato en favor de la naturaleza en clara
contraposición al mundo de la ciudad, la vida en el campo representa
lo positivo: lo natural, lo sano… no en vano Delibes se definía a
sí mismo como “el cazador que escribía” porque le encantaba el
campo y era muy aficionado a la caza y a la pesca, de hecho algunas
de sus novelas más destacadas están ambientadas en el medio rural
desempeñando este, además, un papel fundamental como ocurre por
ejemplo en Las
ratas,
Los
santos inocentes
o El
camino.
Y muchas veces esto iba unido a un gran realismo social denunciando
las injusticias, el atraso, el caciquismo… que sufría, sobre todo,
el campo castellano en la etapa dura y difícil de la posguerra.
Recapitulando,
un gran tema central: la infancia y la amistad entre los niños, la
gran camaradería que surge entre los tres amigos, ya que este libro
consigue retratar nítidamente a un niño de once años en un momento
clave de su vida cuando deja de ser ya un niño para convertirse en
un hombre. La historia se nos presenta con una estructura circular
comienza con Daniel que tiene que irse a estudiar a la ciudad y
termina cuando, por fin, se marcha a estudiar a la ciudad. El
argumento es simple y está contado de una manera sencilla. Toda la
narración aparece en tercera persona a través de la voz de Daniel y
a veces esta voz se alterna con la de un narrador omnisciente también
en tercera persona, que como buen narrador omnisciente lo sabe todo.
Y,
por último, solo nos quedaría por señalar que lo más importante
es que, desde lo particular, desde esta pequeña, sencilla y
podríamos llegar a pensar que hasta insignificante trama, y entonces
estaríamos equivocándonos, dada la magia de la literatura que solo
logran alcanzar los grandes autores de todos los tiempos, la historia
cala, trasciende, ahonda en nuestros espíritus y alcanza la
universalidad, pese a que el tiempo pase y los lectores cada vez sean
distintos El
camino
será siempre El
camino.