sábado, 5 de diciembre de 2015

EN GRAND CENTRAL STATION ME SENTÉ Y LLORÉ.




"En Grand Central Station me senté y lloré"

Elizabeth Smart

Siempre sería insuficiente decir algo más de Elizabeth Smart. 
Su prosa es poesía y su poesía prosa. Un chiste, el Cantar de los Cantares, la imagen de ella misma tarareando una musiquilla, algo de eso tiene este libro escrito en 1945, mientras esperaba dar a luz al niño del hombre al que había decidido amar, muchos años antes de conocerlo.
El extraordinario talento de la escritora radica en convertir una historia banal en una personalísima visión del mundo, de la literatura y de la historia. El diálogo con la tradición poética, el collage de la inspiración surrealista y una cascada de imágenes alucinadas, sin desdeñar el sentido del humor, convierten este libro en un pequeño clásico, una obra única, un joya.