sábado, 18 de abril de 2020

PEREGRINOS DE LA BELLEZA
Viajeros por Italia y Grecia
María Belmonte

Editorial Acantilado   

A partir del siglo XVIII Italia y Grecia se convirtieron en lugares de culto y peregrinación obligada de los aristócratas jóvenes, cuya educación se consideraba incompleta hasta visitar la cuna de la cultura occidental para contemplar in situ algunos de sus mayores logros. Fue una tradición conocida como el Grand Tour, y a ella contribuyeron definitivamente obras como Viaje a Italia de Goethe, una de las primeras que atestigua la honda impresión que causaron los paisajes y las esencias mediterráneas en los habitantes de las tierras del norte. La impronta de aquellos viajeros precursores ha perdurado hasta nuestros días, y a sus últimos exponentes dedica la autora este libro: «A lo largo de los años, fruto de lecturas y búsquedas incesantes, fui conociendo a los personajes que aparecen en este libro, a los que he llamado “peregrinos de la belleza”. Ellos han sido mis sagaces e ilustrados mentores, quienes han agudizado mi mirada, ensanchado mi percepción y guiado mis pasos por el Mediterráneo» nos dice BelmonteEsta amena obra repasa la vida de nueve grandes autores que cayeron rendidos ante el embrujo de esas islas y penínsulas, agrupándolos en dos partes, una dedicada a Italia, con Johann Winckelmann, el fotógrafo Wilhelm von GloedenAxel MuntheD. H. Lawrence y Norman Lewis, y otra sobre Grecia, con Henry MillerPatrick Leigh FermorKewin Andrews y Lawrence DurrellUn libro delicioso. 

viernes, 3 de abril de 2020


Historias de Pekín - LIBROS DEL ASTEROIDE



“HISTORIAS DE PEKIN”
David Kidd
Editorial Asteroide

Tres años antes de que el Partido Comunista comandado por Mao Zedong instaurara la República Popular China, el joven norteamericano David Kidd (Corbin, Kentucky, 1927 - Honolulú, Hawai, 1996) llegó a Pekín en un programa de intercambio universitario para ampliar sus estudios en cultura china. Difícilmente podía imaginar lo que en breve contemplarían sus ojos: fue testimonio del desmantelamiento acelerado de la civilización que era el tema de su investigación. Una noche de 1948, en la ópera, conoció a  Aimee Yu, hija de una de las familias más linajudas de la vetusta aristocracia manchú. Al cabo de un año se habían casado. Kidd se instaló entonces en la decrépita mansión de su mujer, junto a la numerosa tropa que formaba el clan variopinto y empobrecido de los Yu.
Diez años después de haberse marchado de un país que colgaba el sambenito de sospechosos a los extranjeros, Kidd escribió estas Historias de Pekín con un objetivo claro: levantar acta de un mundo periclitado, mostrar el arrasamiento maquinado de una cultura milenaria. El resultado es una - tragedia contada sin patetismos, a veces con ironía, siempre con un talento descriptivo pasmoso. Todo un lujo para los sentidos. La mansión de los Yu se convierte en protagonista de esta historia y su estado ruinoso -lagos sin agua, paredes que se derrumban, palacetes que se desploman-, en la metáfora empleada para visualizar el ocaso de unas costumbres y unas formas de vida atávicas. La dispersión de la familia, forzada a mudarse, es la imagen que mejor ejemplifica el final de un mundo obsoleto.
El último capítulo, epílogo añadido 30 años después de la primera redacción de estas memorias, es la crónica del retorno nostálgico a Pekín a la busca de un tiempo del que sólo sobreviven sombras. Pero la atávica dignidad de los Yu, sumidos en una deprimente pobreza, sigue incólume.