Hace poco he releído dos novelas de un novelista español bastante popular en los años treinta y hoy prácticamente olvidado: Luis de Oteyza. Fue periodista y viajero incansable, de hecho casi todas sus novelas, empezando por "La tierra es redonda", son de viajes por todo el mundo. Los vuelos comerciales aún no existían, así que para cambiar de continente había que embarcarse. Oteyza narra de forma muy amena la vida en el barco (cuando era un barco de pasajeros, porque también viajó en barcos de carga), que era muy similar a la que cuentan de los cruceros actualmente tan populares. Las actividades sociales, las fiestas y en general la vida a bordo podrían trasladarse fácilmente a nuestros días. Lo curioso, y lo más interesante, llega a la hora de bajar a tierra, porque entonces las diferencias con respecto a la actualidad resultan impresionantes. Y son impresionantes porque, caramba, no estamos hablando de los viajes de Marco Polo, estamos hablando de la época de nuestros padres o, si sois muy jóvenes, de vuestros abuelos, que tampoco hace tanto... Eso ocurre, sobre todo, cuando nos habla de su estancia en el Japón anterior a la segunda guerra mundial, o en la China anterior a la revolución cultural de Mao, o incluso en sudamérica o los Estados Unidos.
No se si aún se encuentran sus novelas en las librerías, o habrá que recurrir a la Cuesta de Moyano (mira qué lástima, acaba de cerrar la feria de otoño en Recoletos) pero, si las veis algún día, acordaos que son muy agradables de leer.
Abrazos
José Manuel Pérez Aznar
No se si aún se encuentran sus novelas en las librerías, o habrá que recurrir a la Cuesta de Moyano (mira qué lástima, acaba de cerrar la feria de otoño en Recoletos) pero, si las veis algún día, acordaos que son muy agradables de leer.
Abrazos
José Manuel Pérez Aznar
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